Con la sentencia a perpetua de los últimos días, son 10 los condenados por el ritual satánico en el que un nene de 11 años fue atrozmente vejado en 2006 en la provincia de Corrientes. Sin embargo, una enfermera escapó y la policía aún no ha dado con ella.

Pasaron nueve años del aberrante crimen de Ramón Ignacio González (11) conocido como “Ramoncito”. Un nene de familia humilde, que vivía en Mercedes, una ciudad de unos 30 mil habitantes, ubicada en Corrientes. El último día que su mamá Norma lo vió, lo había mandado a la escuela Arturo Illia. Era viernes 6 octubre de 2006. Dos días después, una mujer halló su cuerpo en un descampado del fondo de su casa, a unas nueve cuadras de la plaza principal.

Estaba boca abajo, con una remera verde, zapatillas amarillas, calzoncillo bajo. Alrededor, sus cuadernos de la escuela. La forma en la que fue hallado demostró que Ramoncito fue víctima de un ritual: fue decapitado, su sangre extraída. La cabeza estaba cerca del cuerpo. Su cuero cabelludo fue arrancado, no tenía ojos, le faltaban la lengua, la nariz, las orejas.

El nene fue torturado y sometido a vejámenes inenarrables el 7 de Octubre de 2006, entre las 22 y la medianoche, en una casa de Sauce y Aromito, cuyo dueño es Osmar Aranda, uno de los condenados. Ramoncito era la ofrenda del ritual.

En esa época, Corrientes parecía ser la meca de todo tipo de actividades religiosas. Un grupo se formó para realizar prácticas de diferentes creencias, entre ellas el culto a San La Muerte. Y eso, se convirtió en nada menos que una secta satánica que ofrecía sacrificios humanos, que abusaba sexualmente de menores.

¿Cómo se conocieron los detalles? Por una nena, amiga de Ramoncito, dos años mayor. Ramonita. A ella la habían reclutado y la obligaban a escribir, con detalles, todo lo que pasaba en cada ritual, a lo que llamaban “El Firmamento”. Ella fue una testigo clave para conocer a los participantes de esa secta y las conductas desplegadas. Y para saber de los tormentos que padeció la víctima.

La enfermera, prófuga tras la condena

En 2011 se realizó el primer juicio oral en el que fueron condenados a prisión perpetua 7 acusados por “homicidio triplemente calificado”: Esteban Iván “Lai” Escalante, Yolanda Martina Bentura, César Carlos Alberto Beguiristain “El Brujo”, Ana María Sánchez, Claudio Nicolás “Bete” González, Jorge Carlos Alegre y Osmar Osvaldo Aranda.

La justicia absolvió a otros dos: Fermín Reynaldo Sánchez, alias “Pai Alberto” y la enfermera Patricia Mabel “Patila” López (33). Sin embargo, en noviembre, el Superior Tribunal de Justicia de Corrientes revocó las absoluciones y pidieron la detención de ambos. “Patila” escapó para no volver.

La enfermera está acusada de participar también de un rito anterior al que resultara víctima Ramoncito, en el que le aplicaba inyecciones en los testículos para que no sintiera dolor de todos los vejámenes que realizaban, previos al día del sacrificio.

Lo único que se sabe de “Patila” lo señaló el abogado de la familia de Ramoncito, Marcelo Hanson: “estaría protegida por  una religión porque está mudando de un lugar a otro donde esa religión tiene sus adeptos”.

Hubo otro prófugo que no pudo ser juzgado junto a los demás, por eso se sentó en el banquillo de los acusados el año pasado y, en los últimos días, recibió su condena a perpetua. Estuvo oculto de la justicia desde 2007 a 2011. Lo capturaron en Unquillo, Córdoba, donde trabajaba como inspector de tránsito. Lo llamaron “el verdugo” de Ramoncito, quien lo habría decapitado. Se trata de Daniel Alegre (27) coautor del “homicidio triplemente calificado, abuso sexual gravemente ultrajante y privación ilegítima de la libertad”.

Pero hay dos sospechosos más. Luis Enciso (95), un millonario de la zona, y Víctor Cemborain, candidato a intendente. Ellos no solo fueron nombrados por Ramonita sino denunciados por la hermana Martha Pelloni por financiar el grupo criminal que torturó, violó y asesinó a Ramoncito. Ellos admitieron dar dinero al grupo pero alegaron que lo hacían por “caridad” y que nada tenían que ver con las actividades criminales que se sospecha que desarrollaban: explotación sexual de menores, tráfico de droga y de armas.

Los fundamentos de la sentencia contra Alegre se darán a conocer en los próximos días y allí los jueces podrían solicitar que se investigue a los financistas.

Mientras se determinan las responsabilidades por su muerte, en el lugar donde fue hallado erigieron un altar y en su tumba dejan galletitas y caramelos.