A Daniel Barrientos (65) le faltaban pocos días para jubilarse y dejar de conducir el colectivo de la línea 620 en el que esta madrugada fue asesinado por delincuentes, tras una lluvia de balazos, en Virrey del Pino. Por Daniel, por justicia, para decir basta a la inseguridad, choferes y vecinos cortaron todo el día la Avenida General Paz y Ruta 3. Los colectivos de la empresa Almafuerte no volvieron a transitar.

Como si fuera ajeno al incremento de los delitos en tierra bonaerense, el ministro de Seguridad, Sergio Berni, llegó al lugar. Allí le explicaron, a los golpes, qué es lo que están viviendo los habitantes de La Matanza, que no dista mucho de los demás zonas del conurbano. Este mediodía me preguntaba si Berni y los demás payasos de turno, es decir, el resto de funcionarios bonaerenses y nacionales lograron entender la situación. Enseguida supe que no. El circo entre Berni y su par de la Nación, Aníbal Fernández, había comenzado otra vez.

La nueva burla hacia las víctimas -la misma que se inició cuando aseguró que la inseguridad era una ‘sensación’- regresó de la mano de Fernández: “Todos nos rompemos el lomo para poder tener seguridad y vivir tranquilos”. Lo que Fernández cree que hace, no se nota en la calle, tal vez debería poner más esfuerzo y trabajo para cumplir con los mandatos de la sociedad porque, al fin y al cabo, es un simple empleado de los argentinos. ¿Lo sabrá?

Y ninguno de los dos entendió la advertencia de los matanceros porque volvieron a su actitud habitual: la de payasos de circo. “Nunca desde Provincia me pidieron un sólo efectivo para reforzar la seguridad en el Conurbano», dijo uno. «Mentir es malo, muy malo para la persona que miente, pero peor es creerse su propia mentira», contestó el otro. Mientras tanto, la inseguridad sigue su marcha y se lleva vidas que nunca son las de ellos ni los suyos.

¿No escucharon a la esposa de la víctima? ¿No tienen respeto ni empatía? “Me sacaron las ganas de vivir”, dejó en claro Andrea. Y describió sus sentimientos: dolor, angustia, tristeza.

El caso Flores

La mujer de Pablo Flores tuitea insistentemente rogando justicia. El 1° de octubre de 2020 su marido fue asesinado de cuatro disparos en un colectivo de la misma empresa en la que trabajaba Daniel, y en la misma zona. El año pasado, los tres detenidos -Oscar Ezequiel Vega, Néstor Fabián Marone y su hijo Adrián Alberto Marone- salieron indemnes de la acusación del crimen por decisión TOC 5 de La Matanza. Los jueces consideraron que no hubo suficientes pruebas, sin embargo, a Néstor Marone, lo condenaron a 4 años de prisión por haberse hallado en su casa el arma con la que Pablo, el marido de Lorena Cáceres, fue asesinado. Aún se le debe justicia a Lorena y lo recuerda con sus tuits.

¿Cómo no van a reaccionar violentamente quienes perdieron a un compañero de trabajo, a un vecino, quienes están a la deriva mientras transitan el mismo recorrido que Daniel y Pablo? Es hora de que los payasos se enteren lo que es la justicia.